domingo, 22 de febrero de 2009

Cleopatra la reina del Nilo



En su último libro, Joyce Tyldesley tira por tierra varias versiones: la reina del Nilo no se desenrolló en una alfombra delante de Julio César ni se hizo picar por una serpiente. La moneda que reveló sus verdaderos rasgos.
Revelan que Cleopatra era negra, narigona y no se bañaba en leche
Que desilusión para aquellos que la imaginabamos como Liz taylor verdad?
Una antropóloga ha publicado un libro que rompe con todos los mitos en torno al mayor icono femenino de la historia. Dice que su belleza legendaria fue inventada por los romanos para mostrar que arruinó a los emperadores mediante la seducción.

Joyce Tyldesley, una antropóloga británica, ha sacado a la venta un libro donde comenta los resultados de su investigación, que derriban la mayor parte de los mitos en torno a la figura de la gobernante egipcia.
Según Tyldesley, Cleopatra tenía mentón prominente, nariz ganchuda, jamás se desenrolló en una alfombra para presentarse ante Julio César ni se suicidó picada por una serpiente.
Dos mil años después, “Cleopatra: la última reina de Egipto”, revela que la mítica figura femenina podría, además, haber sido negra.
pero lo cierto es que no sabemos realmente cómo fue ella”, explicó la investigadora. Y agregó: Hay registros donde se la ve con nariz y mentón grandes. Además, es probable que haya sido negra, ya que su ascendencia materna provendría del norte de África y la paterna de Macedonia. Y en cuanto a los baños de leche, no estoy muy convencida de que hayan ocurrido alguna vez.”

De hecho, su hipótesis es que los romanos crearon la versión de su legendaria belleza, para mostrar que la reina había sido una mujer inmoral y artera que había usado la seducción para destruir a los emperadores Marco Antonio y Julio César.
Incluso, los historiadores sospechan que la hija del emperador Ptolomeo XI, considerada una diosa por sus súbditos, recurría a atributos masculinos para afirmar su autoridad, porque así aparece retratada en algunas esculturas y estatuillas de la época.

BELLEZA CAUTIVANTE. ¿Cómo llegó Tyldesley a desarmar la historia y volver a armarla con piezas distintas? La autora se basó en los escritos de la época, que jamás hacen mención a su supuesta “belleza cautivante”.

Y además estudió una moneda que recién se divulgó el año pasado. En ella se ve, grabado, el perfil de Cleopatra: su nariz recuerda a la caricatura de una bruja. ¿Por qué el mundo terminó convencido de que Cleopatra era un bombón? Según Tyldesley, la versión que sobrevivió al tiempo fue contada por sus detractores, los romanos. Después de la muerte de la reina, el emperador Augusto mandó destruir todo aquello que ayudara a hacer de Cleopatra una mujer respetable. En su lugar, ordenó pintar para la posteridad el retrato de una mujer liviana e inmoral, que usó la seducción para llevar a la ruina a los emperadores Marco Antonio y Julio César. “El problema es que todo este relato escrito por los romanos fue recogido por Shakespeare y sobrevive hasta hoy –advirtió Tyldesley–. Tuve que revisar las estatuas y la arquitectura para encontrar una historia diferente. Lo único que sabemos fehacientemente es que reinó por más de veinte años y que hizo lo mejor por su país.”


LA VERDAD QUE SE MANTIENE. ¿Qué cosas son absolutamente ciertas sobre Cleopatra? De acuerdo con el historiador griego Herodoto, se sabe que fue hija del emperador Ptolomeo XI, que creció en la sociedad egipcia de los siglos V y IV y que era considerada una diosa por sus súbditos. Sin embargo, se sospecha que recurría a los atributos de los hombres para afirmar su autoridad. De hecho, en la Universidad de Beiging se descubrió una loseta con la figura de Cleopatra en relieve disfrazada de hombre. Es la tercera imagen de la reina egipcia que aparece con este atuendo. Algunos afirman que las reinas egipcias se disfrazaban de hombre para aumentar el efecto de su poder a través de la masculinidad. Según otros, Cleopatra aparece vestida de hombre por la simple pereza de los artistas que realizaron los grabados. Siempre tuvo autonomía para estudiar, elegir marido y hasta promover lo que hoy se llama divorcio. Lo que no queda claro es si quería ser vista como una mujer bella. Por si acaso, la historia –ayudada por sus enemigos– le hizo ese favor. Hasta que, este año, una antropóloga inglesa llegó para arruinarlo todo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario