martes, 15 de abril de 2008


El Obispo de Vittorio Veneto, Mons. Corrado Pizziolo, ha presidido los funerales de Paola Bredda, una madre coraje de 38 años de edad, que rechazó someterse a un tratamiento contra el cáncer para salvar la vida del bebé que llevaba en el vientre.

Una gran cantidad de feligreses llegó a la Catedral de Pieve di Soligo, Treviso, para despedir a Paola, cuyo testimonio de amor maternal ha conmovido a la sociedad italiana.

Paola Bredda murió en la casa de sus padres, donde decidió transcurrir sus últimos días junto a su esposo Loris Amodei, su hija Ilaria de tres años, y el pequeño Nicola, el niño por el que decidió no someterse a un tratamiento contra el cáncer de seno que padecía.

Paola estaba embarazada de seis meses cuando le diagnosticaron un tumor en el seno.

Ella –que había perdido a su primer bebé– decidió continuar con su embarazo y postergar el tratamiento, para evitar que su hijo muriera.
Nicola nació a los ocho meses de gestación y ya tiene 17 meses de vida.
Paola fue operada después de dar a luz pero hace unas semanas tuvo una recaída.

Un sacrificio por amor

En su homilía, Mons. Corrado Pizziolo señaló que “Paola dio prioridad a la vida de la criatura que llevaba en el vientre, en detrimento de la suya.
Podemos decirlo sin medias tintas: ha sacrificado la propia vida a favor de la de su criatura.
No hay amor más grande que éste: dar la vida por aquellos a quien uno quiere.


Este ejemplo de amor maternal consuela a las personas que nos parte el alma ver a tantos y tantos bebes asesinados.

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