miércoles, 12 de agosto de 2009

Ponerle cara a los asesinos de 'Baby P'

Ponerle cara a los asesinos..

La muerte de un bebé británico a causa de los golpes de su madre y la pareja de esta sacudió a la sociedad británica en 2008. 'Baby P', como le llamaron al pequeño, murió por las continuas palizas que le propinaban sus familiares.


Este lunes la prensa ha revelado la identidad de la siniestra pareja: Tracey Connelly y su compañero, Steven Barker. Ahora la polémica es sobre cuánto cuesta al Gobierno proteger a los asesinos cuando salen de prisión.


Tracey Connelly y Steven Barker, la madre y la pareja de esta fueron condenados por la muerte de Baby P. La pareja le propinaba continuas palizas al pequeño de 17 meses.

'Baby P', como le llamaron para preservar la privacidad, fue maltratado durante ocho meses sin que los servicios sociales pudieran hacer nada por evitarlo.



El bebé, que murió en 2007, presentaba varias costillas rotas, heridas en distintas partes del cuerpo, golpes en la cara. Connelly, madre del pequeño, admitió en el juicio su culpabilidad y la de su novio, Barker.

La notoriedad del caso llevó a las autoridades a no revelar la identidad de los asesinos del niño de 17 meses, en nombre de los derechos humanos.

Connelly fue enviada a prisión, donde ha permanecido sola en una celda, por el riesgo de que sea asesinada por otras reclusas.

Ahora, tras la publicación de su identidad el Gobierno británico tendrá que garantizar la seguridad de la mujer cuando abandone la prisión dentro de tres años.

De acuerdo con los periódicos británicos el estado tendría que desembolsar un millón de libras de esterlinas al año para preservar a la cómplice de asesinato de eventuales ataques contra su vida, la intrusión de los medios y otras agresiones que pudiera sufrir.

El Gobierno para protegerla tendrá que darle una nueva identidad, mudarla a una nueva casa con una habitación del pánico conectada directamente con la Policía, además de ofrecerle protección policial por el resto de su vida.

Las mismas garantías tendrán el sádico, Barker y su hermano, cuando sean puestos en libertad dentro de 12 años.


La discusión mantiene dividida a la sociedad británica que ahora se pregunta si conviene revelar la identidad de los asesinatos o mantenerlas ocultas para evitar los gastos posteriores que conlleva mantener a los ex condenados de este tipo de delitos.

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