miércoles, 26 de agosto de 2009

Michael Jackson y sus ultimas horas


Michael Jackson no podía dormir. Quizá era la ansiedad de su próxima serie de conciertos de reaparición, en Londres, Inglaterra. Quizá su cuerpo estaba tratando de procesar demasiados medicamentos distintos.

Las razones quizá nunca se sepan, pero una declaración jurada deja en claro que el “rey del pop” no podía descansar la noche anterior a su muerte el 25 de junio, informa CNN.

El testimonio, del detective Orlando Martínez, del departamento de policía de Los Ángeles, esboza una causa probable para que un juez autorice una revisión de las oficinas de los doctores que trataban a Jackson.

También abre una ventana sobre las horas finales del cantante, al revelar información sobre su tratamiento y los fármacos que le dio su médico personal, Conrad Murray, antes de su muerte.

Con base en entrevistas, visitas al hogar de la víctima, así como documentos recabados durante la investigación, el testimonio ofrece el siguiente recuento de los últimos días del intérprete.

En mayo Jackson contrató a Murray, un cardiólogo. El cantante pasaba largas horas ensayando para los conciertos, que consideraba cruciales para revivir su carrera.

Murray declaró que trató a Jackson por insomnio durante seis semanas. Todas las noches le administraba al cantante una solución intravenosa con 50 miligramos de propofol, diluido con lidocaína.

Jackson ya estaba familiarizado con el propofol, un poderoso anestésico. Lo llamaba, su “leche”, debido a su apariencia, indicó Murray.

A medida que se aproximaban los conciertos, Jackson comenzó a necesitar cada noche los fármacos. El médico sostuvo que llegó a temer que se volviera adicto al propofol e intentó alejarlo de este fármaco.

Tres días antes de la muerte del cantante —el 25 de junio—, Murray le dio una combinación de medicamentos que podrían alejar en forma gradual al cantante del propofol.

La mezcla incluía propofol, el fármaco anti-ansiedad lorazepam (conocido por su nombre de laboratorio, Ativan) y midazolam (conocido como Versed). Con eso logró que Jackson durmiera esa noche y la siguiente.

Sin embargo, la noche del 24 de junio al parecer Jackson no podía conciliar el sueño.

A la 1:30 de la madrugada del 25 de junio, Murray optó por cambiar el propofol por 10 miligramos de Valium. Media hora después el cantante seguía despierto y el médico le inyectó dos miligramos de lorazepam.

Todavía no funcionaba.

A las 3 de la mañana, Murray aplicó lentamente por vía intravenosa dos miligramos de midazolam. Dos horas después, como aún no dormía, le aplicó otros dos miligramos de lorazepam.

Los fármacos no ayudaban al cantante a dormir. A las 7:30 de la mañana el cantante recibió otros dos miligramos de midazolam vía intravenosa.

A estas alturas Murray ya ni siquiera salía del cuarto de Jackson, y se mantenía junto a su cama, observando su pulso y niveles de oxígeno.

Más de tres horas después, a pesar de los medicamentos de toda la noche, Jackson seguía despierto, y le insistía e incluso exigía al médico que le diera más propofol para ayudarlo a dormir, dijo el médico a la policía. Murray acabó por administrar al cantante 25 miligramos de propofol diluidos con lidocaína.

El cantante al fin consiguió su “leche” y pudo dormir. Según el médico, lo observó que durmiera 10 minutos antes de ir al baño. Había sido una larga noche para ambos.

La ida al baño duró menos de dos minutos, precisó Murray, pero cuando regresó vio que Jackson ya no respiraba. Intentó la resucitación cardiopulmonar pero no funcionó.

Jackson fue llevado de emergencia al hospital, donde se le declaró muerto por la tarde.

De acuerdo con un documento dado a conocer anteayer, el jefe del Departamento Forense de Los Ángeles, Lakshmanan Sathyavagiswaran, concluyó que el cantante falleció por una sobredosis de propofol.

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