miércoles, 7 de mayo de 2008

Estafadas en internet por el mismo hombre en un chat.


Alicia Escribano, Kathleen Martens y Natividad Díaz y otras que no tengo su nombre han sido estafadas.
DEL amor al odio hay un paso muy pequeño, aunque ellas tuvieron que recorrer medio mundo para darlo.
Durante meses, vivieron un romance virtual -más de lo que ellas pensaban- y hasta volaron a Tel Aviv (Israel) para conocer en carne y hueso al galán que las conquistó en el ciberespacio.
Pero la relación naufragó cuando estaba a punto de llegar a buen puerto.
Justo antes de casarse, su gran amor sufrió una grave enfermedad y murió.
Al menos, eso afirman que les hizo creer él.

A priori, pueden parecer varias historias paralelas de mujeres que se sienten engañadas y estafadas por su ex pareja.
Pero tienen algo más en común: todas, sin saberlo, compartieron al mismo hombre hasta que descubrieron el pastel.
Un grupo de mujeres de entre 48 y 60 años, cuatro de ellas residentes en Málaga, han denunciado a un mismo sujeto por presuntamente haberlas estafado con falsas promesas de matrimonio para sacarles hasta 12.000 euros, según declararon en la policía.

Todas lo conocieron en chats de Internet, como amigos.com o match.com.
Un día, casualmente, les abrió un 'privado' -canal ajeno al resto de internautas- para presentarse. La identidad con la últimamente se identificó fue Carlos M. E. N. en su carta de presentación: «Hola. He visto tu perfil y me ha agradado, sería un gran placer conocerte si así lo deseas».

Por qué no, se dijeron ellas.
Carlos se presentaba como director de un hotel de cinco estrellas en Tel Aviv o como asesor financiero de una cadena hotelera, viudo desde hacía nueve años y con dos hijos. «Desde entonces no he vuelto a formar pareja», aseguraba en el chat.

Ocho relaciones

Así empezaron a fraguarse ocho relaciones paralelas, la mayoría de ellas en 2007.
El modus operandi coincide en casi todos los casos. «Nos escribíamos correos a diario, tres o cuatro al día, con palabras de enamorados.
Durante los primeros meses te prepara, y lo hace muy bien», cuenta Kathleen Martens, una de las afectadas, que reside en Mijas Costa.
Les encandiló su verborrea y su educación, que lo hacían parecer un seductor del siglo pasado. «Parecía un perfecto caballero, de lo que ya no existe», añade Natividad Díaz, otra de las supuestas víctimas del 'gentleman'.


Tras varios meses de correspondencia virtual, Carlos -que al parecer también maneja otras identidades- les pedía matrimonio. Ahí, explican las mujeres, comenzaba el engaño. «Entonces nos pedía dinero para los gastos de la celebración del convite», dice Kathleen, que muestra uno de los correos electrónicos que le envió: «[...] Pienso que deberías pedirlo ahora y lo traes en 'travel check' o en efectivo».

Según las denunciantes, Carlos aseguraba que iba a tener 400 ó 500 invitados -para las respectivas bodas-, que iba a celebrarse en España. «Teníamos que darle el dinero para el catering; supuestamente, él se iba a encargar de contratarlo a través de su empresa en Madrid», relata Kathleen.

Y así, con planes de boda en mente, las mujeres iban volando a Israel a reunirse con su amado. «Nosotras no lo sabíamos, pero parece que nada más irse una, llegaba otra. No coincidimos de milagro.
Yo me comí un kebab cocinado por otra de las chicas un día antes», agrega.

Dinero prestado

Casi todas le entregaron el dinero en el primer viaje. Kathleen ha denunciado que le dio 12.000 euros en efectivo que, asegura, tuvo que pedir prestados a un amigo. Natividad le entregó la misma cantidad tras pedir un préstamo en el banco avalado por su hijo. Concepción, que vive en Torremolinos, dijo a la policía que le dio 12.800 euros como adelanto por gastos del banquete.

Para todas fue un viaje maravilloso, una luna de miel adelantada.
Menos para Alicia Escribano.
Su caso es distinto al resto, especialmente en la cifra. «Conmigo fue mucho más brusco y no hubo una relación afectiva. Me dijo que él era asesor financiero, que tenía una especie de grupo de inversores con varios familiares suyos, y me explicó varios negocios en los que habían obtenido gran rentabilidad».

A Alicia le habló de comprar un inmueble en Tel Aviv para luego venderlo y repartirse las ganancias. Ella tenía unos ahorros y decidió arriesgar. Según detalló en su denuncia, le hizo una transferencia de 120.000 euros a una cuenta que creyó que era de una inmobiliaria. Pese a sus reiteradas peticiones, afirma que no ha recibido ningún documento de la inversión.

El sueño de todas ellas terminó de forma trágica. Un día -siempre tras entregarle el dinero- recibieron un correo de la supuesta hija de Carlos -él les había mostrado fotos suyas- quien les informaba de que su padre había fallecido repentinamente. Y adiós al adelanto en efectivo que entregaron para la boda. «Pero más que el dinero, lo que duele es haber dicho a tus hijos 'Me caso' y a tu familia 'estáis invitados a la boda'», expresa Kathleen.

Mientras intentaba superar la pérdida de su futuro marido, le contó a una amiga lo que le había pasado y le mostró una foto.
A ella le resultó conocida y la puso en contacto con otra mujer que vivió algo similar, Mercedes, vecina de Mijas Costa.
Ella le conoció, con otro nombre, en 2001. «A mí me dijo que era arquitecto de hoteles de cinco estrellas», cuenta Mercedes, la única mujer a la que vino a visitar en Málaga. «Al poco de llegar me dijo que le había surgido un viaje urgente.
Me pidió 250.000 pesetas».

Las dos mujeres dieron un paso valiente.
Viajaron a Madrid para participar en un programa de televisión, donde expusieron su denuncia.
Aparecieron nuevos casos: cuatro en Málaga (en total), tres en Madrid, uno en Alicante y otro más en Bilbao, que no se ha denunciado porque la mujer no llegó a darle el dinero. «Al recibirla en Tel Aviv, la llevó a un hotel y le dijo que tenía que marcharse por trabajo. La dejó allí los cinco días», cuentan.

Ahora son algo más que víctimas. Han resurgido de sus cenizas y afrontan con una sonrisa lo que les ha costado llantos. Se han bautizado como el club APE (las siglas de 'A Por Él') y hablan a diario. «Somos buenas amigas. Nos hemos hecho una foto juntas y se la hemos enviado por correo con el texto: De un cáncer ha nacido una amistad».


Laa foto del estafador.



L.G

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