lunes, 10 de noviembre de 2008

Informe extraterrestre sobre la sexualidad humana




El asunto de cómo seres presuntamente racionales súbitamente suspenden su actividad intelectual para dedicarse al frotamiento vigoroso es algo que aún merece más estudio.

Lo cierto es que es tal actividad está ampliamente generalizada. Sospechamos que la zona genital les provoca una suerte de desequilibrio orgánico, que se calma con el frotamiento. Interrogamos a varios especímenes y aunque decían que la sensación que ellos llaman “comezón” igualmente se tranquiliza con el frotamiento, ésta es de otra índole que no supieron describir cabalmente. También es de destacar que para obtener tales sesiones de frotamiento son capaces de emprender las empresas más desatinadas y ridículas. Es una especie de locura temporal.

El frotamiento normalmente se realiza en solitario, aunque se prefiere la labor en equipo. Sospechamos que hay alguna relación entre la división del género humano en “hombres” y “mujeres” y la división de labores de frotamiento, debido a la alta frecuencia en la que este comportamiento se presenta en equipos de un hombre y una mujer (si bien las combinaciones hombre-hombre, mujer-mujer, hombre-mujer-hombre, mujer-hombre-mujer, hombre-oveja, mujer-caballo, también son comunes).

Para estos frotamientos en equipo, tanto hombres como mujeres se quitan los pellejos que ellos llaman “ropa”, aunque a veces sólo se conforman con desordenarlos, dejando ciertas áreas al descubierto, mismas áreas que deben frotarse con manos o labios, imitando las labores propias de la alimentación.

Durante un tiempo sumamente variable, los participantes dejan de hablar y más bien gruñen o jadean. Se ha visto casos en los que se ofenden y se agreden, pero eso parece entusiasmarles. Nunca se ofrecen una disculpa por lo que ahí se dicen. Se muerden, se golpean, se asfixian. En otras circunstancias eso mismo es motivo de pleito; acá parecen agradecerlo.

Llega un momento en el que los dos gritan fuertemente, como si un dolor profundo los atacara, luego caen exhaustos. Se ha observado que los hombres y algunas mujeres en este punto sufren una fuga de material orgánico, similar al que expulsan los insectos al ser aplastados.

El efecto general de todo este frotamiento es de desorden y desesperación. Es notable que en estos momentos pongan mucha atención en zonas que el resto del día les avergüenza mostrar u olfatear. Del mismo modo, a juzgar por la enorme cantidad de sitios donde los seres humanos pueden ver a otros frotarse, es una actividad que parece entretenerles bastante pese a lo tediosa que resulta. Pensamos que este tipo de encuentros son resabios de costumbres muy antiguas que conforme el género humano se civilice tenderán a desaparecer por el bien de todos ellos.

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